viernes, 30 de julio de 2010

El Trébol

Existe una pregunta que nadie responde con claridad. Ni el origen del universo, ni la inspiración que buscan los poetas, genera tal confusión en las personas que intentan responderla, como esta. Es cómico como un simple conteo, una simple marcación con los dedos de la manos, pueda complicársenos tanto. Esperaré pacientemente el día en que un ser se arriesgue a enumerar el número de amores y romances que rondaron su vida, para darle la mano y mostrarle toda mi admiración. Hasta ese momento, intentaré yo mismo, hacer mis cuentas.

Seamos justos, sería imposible calcular el número de gustos de zapato (como llama Mía a los gustos que entran y salen de nuestras vidas, que dice es como cambiarse los zapatos) que llegamos a experimentar. Otro número incalculable es el de pequeños romances, de aventuras a escondidas, de choques y fugas; no por ser inconmensurable, sino más bien por lo personal de esta evaluación. Puede que el significado de amor, sea diferente para cada uno de nosotros y generalizarlo, sólo traería confusión. Entonces, para ser mas justos, tomemos en cuenta sólo las relaciones que pasaron el umbral de ser gustos, juegos o sesiones amatorias de unas pocas citas. Pongamósle un límite, seis meses.

Lógicamente este tiempo, es particular de cada uno. Yo elegí el medio año porque me parece un lapso prudencial, lo suficientemente justo como para diferenciar el amor de cualquier otra cosa que se le parezca. Aplicando esta ley de negocios a mi vida, el resultado es tres. Tres son los romances que invadieron mi vida con tendencia a durar mucho.

La primera es L. Ella era tan bonita como reservada. Aún así casi nunca había silencio en su compañía, siempre paraba hablando de miles de cosas, será porque le tenía miedo al silencio, a lo que podría salir de él. En efecto los silencios a su lado eran devastadores, peores que bombas de tiempo a punto de reventar. En todo lo demás, era la chica ideal. Una respetable señorita, muy preocupada por su futuro y el mío, tan atenta a lo que yo podía pensar de ella, tan pura, tan inocente. Había adoptado maneras para evitar que las personas lo supieran, pero yo la veía transparente, como lo que era, un corazón falto de amor. Se lo di hasta donde pude, pero fallé. La culpa fue sólo mía, no supe darme cuenta de lo que quería, de lo que era bueno para mí, de lo mucho que me amaba. Hacia donde estes, espero algún día puedas perdonarme por todo L.

Luego llegó la J, tan jovial como chabacana. Con ella, experimenté lo que se sentía enamorarte de tu mejor amiga. Fue espectácular. Tenía un aire a esas chicas que llegan a una ciudad moderna, en busca de su futuro, que son puras de corazón pero muy inocentes en las trampas del amor. Y el amor tiene trampas verdaderamente malvadas. No supimos cómo afrontarlas, fallamos ambos. Nos arrepentimos, pero ya era muy tarde. El delgado hilo de la confianza se había roto, no había un futuro juntos. Sin embargo, me quedo con sus ataques de amor salvaje, de timidez fingida, de palabras hasta en triple sentido.

La N irrumpió en mi vida, envuelta en un traje que no era el suyo. La comparación ideal de lo que ella es, pertenece a una estatua perfectactamente tallada; que a lo lejos es hermosa, angelical, seductora. Pero una vez que te acercas, descubres pequeñas grietas, imperfecciones, que sólo notas si te metes mucho en su mundo. Asi era ella, con su sonrisa maquiavélica que intentaba aparentar candidez, nunca me creí el cuento, pero me encantaba intentar creerlo. Tengo la seguridad de que siempre tendré un cargo de conciencia con respecto a ella. Pude darme cuenta que en su interior había algo formandose, algo aún más fuerte que mi tendencia a dejarme llevar y era como si la N no pudiera resistirse. Intenté ayudarla, pero creo que empeoré las cosas. Un manco no puede cargar a un cojo, así que sólo espero que no sea demasiado tarde para ella. Por lo demás, tuvimos muy buenos momentos.

Los treboles por lo general tienen tres hojas. Es muy raro encontrar uno con cuatro y es por eso que se les atribuye el don de dar buena suerte a sus dueños, si es que tienen la dicha de encontrarlos. Mía, tu eres esa cuarta hoja. Ese milagro de la naturaleza que completará mi vida. Puede que mientras termines de formar toda tu figura, tu esplendor se vea menguado por tus otras hermanas, pero quedate tranquila, tu las superarás. Eres diferente, puedo ver como creces y te miran con recelo. Saben que fueron importantes, demasiado importantes, pero tu tienes ese plus que tranforma la realidad en fantasía, la ciencia en suerte. Eso que estuve esperando, que les pedí encarecidamente a tus hermanas, pero no supieron cómo entregarlo de la manera correcta, sinceridad.

Pdt. Hace bastante tiempo que quería escribir algo así, pero tenía miedo. Miedo de dañar a las protagonistas y no es que lo haya perdido, sino que ahora recién empiezo a valorar lo mucho que hicieron por mi y lo poco que hice por ellas. Por eso intentaré reinvidicarme o por lo menos, hacer que dejen de odiarme. No estoy seguro si sea o no el camino correcto, pero comenzaré deshaciéndome de ese miedo.

2 comentarios:

  1. HAYYY, que te puedo decir pues... completar tu historia diciendo: si la cagaste, Liz perdonalo! eres tan igual a mi pero en hombre te odio por eso y tal vez por eso tambien seas mi mejor amigo. c/u de las historias es verdadera menos la ultima de la cual te falta contarme.

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  2. Te informo que es verdad. Ya nos veremos para comentar la similitud de nuestras vidad. Gracias bf.

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