martes, 6 de julio de 2010

Castigo

Quisiera pedirle un favor
a mi amigo el santito,
que ponga un desatascador
a este corazón maldito.

Pues la sangre se atoró
en sus venas y arterias
el día que no lloró
por un amor de a de veras.

Las lágrimas retrocedieron
se metieron muy adentro
y congelaron mis penas
en un iglú de concreto.

Desatáscame este silencio
que ahora de mi alma se encarga,
y él dice: ¡Pues no seas necio!
el diablo es el único que te llama.

Pdt. Diosito, cuánto más me vas a seguir golpeando para que lo entienda. Ya estoy bien grandecito ¿no crees señor?, para poder cambiar mis deseos. Pero puede que tengas razón, tu me creaste y estás en todo tu derecho de hacer lo que quieras conmigo. Eso si, trata de hacerlo lo más suavecito que puedas. Corro el riesgo que de tanto golpe, mi corazón acabe morado, en vez de rojo.

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