viernes, 30 de julio de 2010

El Trébol

Existe una pregunta que nadie responde con claridad. Ni el origen del universo, ni la inspiración que buscan los poetas, genera tal confusión en las personas que intentan responderla, como esta. Es cómico como un simple conteo, una simple marcación con los dedos de la manos, pueda complicársenos tanto. Esperaré pacientemente el día en que un ser se arriesgue a enumerar el número de amores y romances que rondaron su vida, para darle la mano y mostrarle toda mi admiración. Hasta ese momento, intentaré yo mismo, hacer mis cuentas.

Seamos justos, sería imposible calcular el número de gustos de zapato (como llama Mía a los gustos que entran y salen de nuestras vidas, que dice es como cambiarse los zapatos) que llegamos a experimentar. Otro número incalculable es el de pequeños romances, de aventuras a escondidas, de choques y fugas; no por ser inconmensurable, sino más bien por lo personal de esta evaluación. Puede que el significado de amor, sea diferente para cada uno de nosotros y generalizarlo, sólo traería confusión. Entonces, para ser mas justos, tomemos en cuenta sólo las relaciones que pasaron el umbral de ser gustos, juegos o sesiones amatorias de unas pocas citas. Pongamósle un límite, seis meses.

Lógicamente este tiempo, es particular de cada uno. Yo elegí el medio año porque me parece un lapso prudencial, lo suficientemente justo como para diferenciar el amor de cualquier otra cosa que se le parezca. Aplicando esta ley de negocios a mi vida, el resultado es tres. Tres son los romances que invadieron mi vida con tendencia a durar mucho.

La primera es L. Ella era tan bonita como reservada. Aún así casi nunca había silencio en su compañía, siempre paraba hablando de miles de cosas, será porque le tenía miedo al silencio, a lo que podría salir de él. En efecto los silencios a su lado eran devastadores, peores que bombas de tiempo a punto de reventar. En todo lo demás, era la chica ideal. Una respetable señorita, muy preocupada por su futuro y el mío, tan atenta a lo que yo podía pensar de ella, tan pura, tan inocente. Había adoptado maneras para evitar que las personas lo supieran, pero yo la veía transparente, como lo que era, un corazón falto de amor. Se lo di hasta donde pude, pero fallé. La culpa fue sólo mía, no supe darme cuenta de lo que quería, de lo que era bueno para mí, de lo mucho que me amaba. Hacia donde estes, espero algún día puedas perdonarme por todo L.

Luego llegó la J, tan jovial como chabacana. Con ella, experimenté lo que se sentía enamorarte de tu mejor amiga. Fue espectácular. Tenía un aire a esas chicas que llegan a una ciudad moderna, en busca de su futuro, que son puras de corazón pero muy inocentes en las trampas del amor. Y el amor tiene trampas verdaderamente malvadas. No supimos cómo afrontarlas, fallamos ambos. Nos arrepentimos, pero ya era muy tarde. El delgado hilo de la confianza se había roto, no había un futuro juntos. Sin embargo, me quedo con sus ataques de amor salvaje, de timidez fingida, de palabras hasta en triple sentido.

La N irrumpió en mi vida, envuelta en un traje que no era el suyo. La comparación ideal de lo que ella es, pertenece a una estatua perfectactamente tallada; que a lo lejos es hermosa, angelical, seductora. Pero una vez que te acercas, descubres pequeñas grietas, imperfecciones, que sólo notas si te metes mucho en su mundo. Asi era ella, con su sonrisa maquiavélica que intentaba aparentar candidez, nunca me creí el cuento, pero me encantaba intentar creerlo. Tengo la seguridad de que siempre tendré un cargo de conciencia con respecto a ella. Pude darme cuenta que en su interior había algo formandose, algo aún más fuerte que mi tendencia a dejarme llevar y era como si la N no pudiera resistirse. Intenté ayudarla, pero creo que empeoré las cosas. Un manco no puede cargar a un cojo, así que sólo espero que no sea demasiado tarde para ella. Por lo demás, tuvimos muy buenos momentos.

Los treboles por lo general tienen tres hojas. Es muy raro encontrar uno con cuatro y es por eso que se les atribuye el don de dar buena suerte a sus dueños, si es que tienen la dicha de encontrarlos. Mía, tu eres esa cuarta hoja. Ese milagro de la naturaleza que completará mi vida. Puede que mientras termines de formar toda tu figura, tu esplendor se vea menguado por tus otras hermanas, pero quedate tranquila, tu las superarás. Eres diferente, puedo ver como creces y te miran con recelo. Saben que fueron importantes, demasiado importantes, pero tu tienes ese plus que tranforma la realidad en fantasía, la ciencia en suerte. Eso que estuve esperando, que les pedí encarecidamente a tus hermanas, pero no supieron cómo entregarlo de la manera correcta, sinceridad.

Pdt. Hace bastante tiempo que quería escribir algo así, pero tenía miedo. Miedo de dañar a las protagonistas y no es que lo haya perdido, sino que ahora recién empiezo a valorar lo mucho que hicieron por mi y lo poco que hice por ellas. Por eso intentaré reinvidicarme o por lo menos, hacer que dejen de odiarme. No estoy seguro si sea o no el camino correcto, pero comenzaré deshaciéndome de ese miedo.

Karma


Dicen que el cielo andino es el verdadero hogar de los dioses, porque de ser ellos todopoderosos, sin lugar a dudas, elegirían su majestuosidad, como su casa. Dicen que desde sus cerros se pueden divisar infinitas estrellas, que las ves y cuando crees haber visto todas, aparecen más de entre ellas. Dicen que su luna es inmensa y se basta ella sola, para iluminar todo el lugar. Dicen que su atmósfera es perfecta, que te quedas hipnotizado si la ves por más de unos segundos. Todo lo que dicen, es verdad.

Bajo esa bóveda estrellada, se puede pensar con claridad. Las ideas fluyen, toman forma y se esparcen en forma de palabras que se las termina siempre llevando el viento, no sé a donde, no sé con que intenciones, pero estoy seguro que en algunos oídos terminan. Pasa una estrella fugaz, es la primera vez que veo una. Es como su nombre lo dice, rauda, veloz, casi instantánea. Cierro los ojos y unas cuantas señoritas quieren apoderarse de mi mente, para que pida por ellas, por volver atrás, por formar parte del milagro que está por ocurrir. No les hago caso, pido por otra cosa, lo siento pero si lo dijera, mi deseo correría el riesgo de no cumplirse. Así firmamos un pacto, el cielo, shupluy, la estrella fugaz, la luna de testigo y yo.

domingo, 25 de julio de 2010

Crónica

Sale un joven de su casa
a escondidas porque es tarde
y ella lo espera, sentada
al otro lado de la calle.

Amor porque no entras
que han salido mis papis
hagamos horas extras,
reventemos el chasis.

Se desfogan, susurran
que lo que hacen, complace
y cambia la tortura
por un placer incontable.

Se queman en un momento
tanto roce les arde
ella arrodilla su cuerpo,
trabaja con la vocales.

Se ejercitan los amantes
que dicen ser enamorados,
para ocultar la conciencia
de un placer desmesurado.

Se duermen abrazaditos
como dos copas de vino,
acaban muy sudaditos
cual jugador de fulbito.

Suena el despertador a las tres,
mañana hay colegio esperando
a ponerse la ropa al revés
que la reja la estan cerrando

Ya fue, está trancado
cómo salimos de este apuro
fácil, imaginate atrapado
y salta cual trepamuro.

Casi se rompe una pierna
saltando de la ventana
pero ya nada interesa
ha vaceado toda su carga.

Pdt. No creerían como disfruté, transformando estas ideas en rimas.

sábado, 24 de julio de 2010

Ni tu. Ni nadie.

Viernes 3:00 am

Chato: Tony, tu haz sido la primera persona a la que he admirado.
Tony: (Mirando de reojo a su mejor amigo, ambos sonríen, con burla) Que te puedo decir pes, yo también pensaba como tú.
Chato: Entonces huevón, dejate de estupideces, tu eres inteligente, no cagues tu vida.
Toshio: Chato, seré neutral. Lo que pasa es que lo que tu ves mal, Tony lo ve como algo normal.
Tony: Te voy a ser sincero chato. Me recuerdas a mí, es como si mi conciencia me hablara, pero hace tres años.

Seguimos conversando hasta cerca de las cuatro. Chato se fue a dormir al colchón sobre el piso, yo seguí pensando en quién está bien y quién mal; si es que se puede calificar así, a los puntos de vista de dos borrachos.

Sábado

Este temita del cambio, del antes y el después, ha sido muy recurrente últimamente. Tengo la impresión de que por fin logré convencer a todos de que yo era de cierta forma. Más allá de si esto es cierto o no, he sacado un par de conclusiones. La primera es que no importa que tantas buenas obras hagas, la gente es cruel, la gente prefiere guardar en su memoria a largo plazo, las cosas malas que haces, ¿Por qué? No lo sé. Quizás sea esa la verdadera naturaleza de las personas, seres horrendos y oscuros que chupan lo mejor de ti, como moscas; o tal vez es un mecanismo de protección, donde la desconfianza es el escudo que piensas te protegerá de futuros ataques al corazón.

La segunda es que están mal, se equivocan. Lo sé porque cuando me lo sacan en cara, no la bajo ni un momento. Porque ya sea por mi orgullo, por mi razón, mi corazón o todo junto, hay algo dentro de mí que me hace sonreir, decirles que tienen razón y seguir como siempre. No voy a ajustarme a sus mundos, porque no son los míos, yo construí uno, lo he venido haciendo, a punta de lágrimas, de caídas, de experiencias, de bohemia y ellos no lo saben, desconocen en dónde me apoyo cada vez que digo algo, acusan sin pruebas. Me juzgan, me miran con desprecio, hablan a mis espaldas, envenenando a la gente que todavía está conmigo y frente a mí, simulan que nada ha pasado, que son mis amigos. Desconocen que los puedo oler, los detecto hasta cuando aparece en mi pantalla, su impostor saludo. Lo sé porque una de las cosas que aprendí, fue a confiar en todos. Si me fallan o no en el camino, no es mi culpa y no tengo porque sentirme mal por eso, siempre quedan algunos ahí, contigo, acudiendo al llamado, abrazándote sin hacerlo, escuchando sin juzgarte.

Nadie me cambiará amores míos. El verdadero sentido del cambio está en abrir las mentes, para moldearlas al gusto del manipulador cual león con su domador, que aprende a respetarlo, necesitarlo, incluso amarlo, a pesar de que desde el primer segundo, este invadió su libertad. Cómo hacerlo cuando esto conlleva encerrar lo que tanto te costó formar, ya se los dije, si eso es bueno o malo, no importa, es un camino sin retorno. Al final es imposible cambiar nuestra esencia, viene con nosotros al mundo y la moldeamos cada día, si la perdieramos, simplemente desapareceriamos. Puede ser que intente mejorar, pero cambiar nunca. Lo juro por la L y por la M, las dos únicas personas que pueden sacar lo mejor de mí, con tan sólo unas palabras.

No lo haré ni dejaré que alguien lo haga. Ni tu. Ni nadie.

miércoles, 21 de julio de 2010

Aventura Culinaria


Carajo que no estoy gordo, estoy un poco subidito de peso nomás.


Dicen que el amor engorda, bueno les informo que Mía es la excepción a la regla. Se puede decir que me está obligando a bajar de peso y no encontró mejor forma de hacerlo que arruinar mis maravillosas mañanas sin hacer nada, dándome más labores que a empleada doméstica. Tengo que levantarme antes de las diez (conchatumareee), tender mi cama (ah no, ahí si te pasaste, esto ya es explotación) y lo más facilito, aprender a cocinar. ¿Que tan difícil puede ser? Sólo es agarrar un poco de esto, otro poco de aquello, mezclar, freír o calentar y listo.

Al día siguiente

Nada como las torrejas de la abuela, simplemente espectaculares, irán en el menú. Para acompañarlas arroz y algo más, algo que tenga juguito, ¿Una ocopa, una huancaína? Huancaína, serás tu mi elegida.

Llamo a mi abuela para pedirle los ingredientes y uno que otro consejo, lo demás lo sacaré de internet. Me dice que mejor vaya para la casa, que hará tallarines (sus ricos tallarines), pero mi orgullo puede más, así que rehuzo la invitación y voy al mercado a comprar las cosas. Medio kilo de papas, un cuarto de huevo, perejil, culantro, aji amarillo, galleta, y pimiento, lo demás hay en casa.

Pongo las papas, con agua hasta que las cubra, a hervir, como me enseño mi viejita. Luego me puse a investigar como hacer arroz en olla arrocera. Google arroja varios resultados, pero le creo mas a mi amiga Mayte, me dice aceite, ajo molido, luego arroz remojado o arroz y agua (eso fue lo que entendí). Me maldigo por no haber comprado el ajo molido, ¿Cómo diablos se muele un ajo? Intento con una cuchara, un cuchillo, unos platos y no se quiere moler el maldito, jodete, así nomas, ya se molerá sólo.

Tengo que avanzar con las torrejas. Primero pico el ají amarillo, apenas me duelen los ojos, veo esperanza de no sufrir mucho con la cebolla ¡A por ella! Para que dije eso. Cebolla maldita, hija de mil putas, como una cebollita, una mísera cebollita, puede causar tanto dolor. Casi siento que se me salen los ojos, me arden como si el diablo me estuviera escupiendo fuego. Que dolor. No exagero, de verdad que dolor. Al fin acabo de picarla en todo menos los cuadraditos que me dijeron. No sé en que estaba pensando cuando me sequé las lágrimas con las manos de cebolla. La conchadetumareeeeeeeee, corriendo a la ducha, metí mi cabeza ahí media hora, no podía ni abrir los ojos, nunca sentí algo así en toda mi vida. No había llorado tanto ni por una miss mundo y tú cebollita, me hiciste ver el diablo calato.

De regreso a la cocina, que fue con las papas ¡¡¡Las papas!!! ¿Qué no había dejado las papas con agua? ¿A dónde se fue el agua? ¿Y por qué hay algo negro al fondo de la olla? Ya la cague ya. Habrán estado más de una hora allí, pidiéndome que las salvara, pero por el dolor de mis ojos no me di cuenta. Las saco de la olla y no puedo creer lo que veo, han sobrevivido. Ahora entiendo porque Alan garcía les regalo la papa a los demás presidentes en nuestra cumbre peruana. Milagrosamente lo hicieron, sólo se perdierón unas pedacitos quemados, no importa, lo demás todavía se puede comer.

Pico el pimiento y el ají amarillo con éxito, pero no entiendo porque la olla arrocera baila como si hubiera algún animal adentro, en fin, sigamos. Bato los huevos, le agrego harina y todo lo demás que había picado. Falta el perejil ¿Cómo se pica el perejil? Esta vez soy más vivo, llamo a mi abuela para que me de las pautas. Se le deshoja para luego picarlo chiquito me dice. Eso hago, mezclo todo y lo dejo allí, listo para freir al final.

He visto hacer huancaína a mi viejita muchas veces. Entonces porqué carajo no sé que proporción echarle de cada cosa a la mezcla. No importa, ya van a ser las dos y tengo hambre. Improviso. Media taza de leche, media de agua, un paquete de galletas de soda, ají amarillo, nada más. Esta parte da miedo. Sólo espero que no salga disparada la cuchilla de la licuadora hacia mí. Prendo la maquinita, parece que se va a desarmar, así que me cubro con la tapa de la olla. La apago ¿Qué es lo que he hecho? Parece crema de leche. Le echo más galleta, parece jugo de galleta. Le echo más ají, sigue pareciendo todo menos crema, pero sabe masomenos bien. Así quedará.

Mi arroz parece arroz con leche, pido consejos por menssenger. Lo logro solucionar a medias, está medio aguado pero he comido peores. Son las dos, sólo falta sancochar el huevo, facilito. Son las tres y media, maldito huevo. Llevo intentándo sancocharlo cinco veces, todas son un rotundo fracaso. Algunos me dicen cinco minutos, ocho minutos, quince minutos; poca agua, media olla de agua, bastante agua. Es el quinto intento, nada. Milagrosamente justo sube Miriam, la chica que cuida al gordo (mi hermano), resignado y herido en mi amor propio le pido que me ayude, ya no aguanto más el hambre. Sinceramente no sé que hace, ya no quiero saber nada de cocina, pero me entrega el huevo durito. Frío las torrejas y termino ¡Bon Appétit!

Del uno al diez, mi comida es un dos. Nunca he comido algo hecho con tanto amor, que salga tan feo. Me deprimo y pienso que la cocina es para los valientes. Estuve a punto de quedarme ciego, lisiado, morir quemado, electrocutado, acuchillado, ¿Todo para esto? Definitavemente o es un camino muy largo o no sirvo para cocinar. Lo único que rescato es que ya no me siento tan inútil y podré decirle sinceramente a Mía, misión cumplida.

Llevo los platos a la cocina, me encuentro con un desastre, un terremoto de grado ocho, un tsunami de proporciones escalofríantes, un desorden épico. Agarro mi trapito y mi escoba, la pienso bien, los dejo allí y me voy a dormir.

Pdt 1. Mención aparte merecen todos los dolores que invadieron mi estómago, después de la jateada.
Pdt 2. Tampoco estoy tan gordo, a lo mucho habré subidos dos kilitos de pura panza. Sólo que la gente es tan exagerada.
Pdt 3. Todo lo malo que dije de Mia es mentira, te quiero linda.

lunes, 19 de julio de 2010

Apocalipsis I


Se oye el más estrepitoso de los sonidos, una bomba de humo avanza a pasos agigantados, parece traer somníferos, porque todos dormimos, muchos para siempre.

Los pocos que despertamos apenas podemos recordar que estábamos haciendo antes de la explosión o si todo lo que creemos recordar, es verdad. Difícil describir la escena que tenemos en frente. Se podría comparar con el vuelo a ras de suelo de miles de unicornios flameantes, desgarrando la tierra y todas las almas sobre ella. También se parece a lo que quedaría del planeta, después de ser tragado y escupido por un destructor de mundos.

Me levanto, tengo sangre en mis ojos, pero aún puedo ver con claridad. Corro a ver que ha sucedido con mi famila, con mi hermano, con mi madre, no están. Hay sangre, en cantidades demenciales, aún así no hay nadie, es como si hubieran explotado en formas tan diminutas como para no reconocerlas, es peor que eso. Apenas lagrimeo, no es porque no me duela, es porque tengo que ahorrar lágrimas para lo que está por venir, porque si no las tuviera para acongojar el dolor, simplemente me volvería loco.

Salgo a la calle, todo está en ruinas. Pienso en el número de terremotos, maremotos y tormentas que han azotado el mundo mientras dormía. Cojo una bicicleta y emrrumbo hacia el resto de personas que me importan. Voy a una velocidad demencial, como queriendo morir. De seguro si me cruzo con algo en el camino, me estrellaría y moriría, no me importa, total ya hay parte de mí que está muriendo. Entre ir a mi colegio o a mi barrio, eligo este último, porque se encuentra más cerca, porque casi puedo oler esperanza allí.

Al llegar no hay decepción ni asombro, hay desolación. Entro a mi casa, no hay nada. Ya me lo esperaba así que cojo una linterna y salgo. Casi dejando la cuadra distingo cuatro personas, abrazadas, debajo de una escalera. Huelo su desconfianza, su temor, no me acerco, supongo que estarán mejor sin mí, que se las ingeniarán, acelero en la bicicleta y me voy. Toda la noche me la paso recorriendo casas de amigos, de las personas que me hacían sentirme bien. No encuentro a nadie, lloro aún más, sobre todo cuando visito la casa de L, donde estarás L.

Alguna vez deseé este escenario, como lo vi en mis pensamientos, sé que hacer. Busco una espada, había una en la casa de mi amigo toshio, la llevo conmigo.

Los días apenas se distinguen de las noches, cosa curiosa. He visto unas diez personas en estos días, todas buscando agua, comida, tratando de buscar una explicación, perdiendo la razón en el intento. Afortunadamente he encontrado un viejo almacén, lo he cerrado y hecho mi casa. No puedo arriesgarme a dejarme ver, se que tengo una misión, debo cumplirla. Entreno dieciseis horas al día, no está mal pienso. Aún no tengo la fuerza en los brazos como para cortar un árbol de un sólo espadaso, apenas llego a la mitad. Pero sé que voy mejorando, en reflejos, en velocidad, en estrategia. El ambiente es nebuloso, perfecto para mejorar mis sentidos.

Llegará el día en que tenga que pelear, que tendré que empuñar mi hoja contra las personas que más quize y quiero. No deseo que sea así porque posiblemente no podré hacerles frente, los miraré, arrojaré la espada y me entregaré a su juicio. Haré lo posible por encontrar otra solución, mientras tanto dejaremos esta historia sin terminar...

Pdt. Metáforas.

jueves, 15 de julio de 2010

Destino

Soy el enamoradizo Tony. Me presento ante todos así, porque estoy harto de mentirles. Soy más enamoradizo que un niño jugando botella borracha y he sido así desde que tengo uso de razón. Lo mío no pasaba por un simple gusto, ni por falta de cariño, yo de verdad me enamoraba al ritmo en que aparecen y desaparecen las estrellas en el firmamento.

No me daba cuenta, no me di cuenta ni en el momento en que me lo dijeron cara a cara, por tratar de hacerme cambiar. Es que a nadie le gusta que le digan sus verdades, a nadie le gusta pensarlas ni digerirlas. Recuerdo que en quinto año una vez se dirijieron a mí, pensando que no escuchaba, de la siguiente forma: "...ese on quiere con todas". Yo sabía que era verdad, eso me llenaba de confianza, porque justo en ese tiempo desarrollaba mis más mortales armas de seducción y encantamiento.

Pasó lo que tenía que pasar, un día me rompieron el corazón, la excusa perfecta. Desde ese momento decidí cambiar, darle la razón a mi naturaleza y dejarme llevar. Puedo decir que en esos dos años, aprendí más del mundo que en toda mi vida. El punto es que me atraganté de tanta mierda. Consumí tantas cosas en tan poco tiempo, que terminé sacando lo peor de mí hacia todos. Mi facilidad de enamoramiento me ayudaba a manejar la culpa. Me explico: hacía, me enamoraba, deshacía, todos estaban mal menos yo y hacía de nuevo.

Pero siempre he sido un hombre con suerte. Lo fuí cuando me designaron a la madre más abnegada que hay; cuando despertaba de una borrachera y había llegado a mi casa, quién sabe cómo; cuando de entre todas, la primera chica de la que me enamoré, fue y es la más inocente de todas; cuando cambié tanto, sin que me sacaran en cara nada. Y lo soy hoy más que nunca, porque una vez más viene alguien a salvarme.

Me encuentras en mi peor momento. Cuando mi vida está destrozada, lista para formar un rompecabezas interminable. Aún así quieres salvarla, te metes al agujero conmigo, me prometes que saldremos juntos de allí, yo te creo. Te digo que no será fácil, que esta vez, a diferencia de otras, no tengo una base de la que apoyarme. Me dices que no importa, que la construiremos juntos. Te quiero besar, me dejas. Es una sensación extraña, pero la puedo ubicar en el contexto de mi vida. La reconozco, pertenece al pasado, al momento en que mi alma no estaba contaminada, será que me haz limpiado, será que de verdad toda esa etapa ha terminado.

No lo sé mía, creo que tu tampoco. Pero lucharemos, tu contra todas esas cosas que haz vivido y te han dejado huella, yo con mi facilidad de enamoramiento, porque por primera vez reconozco que está mal. Pienso que no podía haber mejor comienzo que este, aceptándonos tal cual somos y decidiendo cambiar juntos. Yo cambiaré por ti, para no cometer los errores del pasado, para que te enamores de un chico que te valore, que te merezca. Gracias por llegar a mi vida, por animarte a construir una nueva historia, quién sabe y todas esas cosas que hoy te hacen dudar sean como te lo dije, destino.

Pdt. Nunca fuí más sincero.

martes, 13 de julio de 2010

Hoy habrá una chica sola menos

Tu dices que eres así y asá
que de las flores naciste
de sus encantos aprendiste
y en amar las mejorarás,
aunque pueda ser dificíl
mas aún cuando perdiste
tantos amores tiempo atrás,
esos nunca fueron cisnes.

Acaso haz leído mi mente
o hurgado en mi razón
porque justo eso que dices
es el sueño de mi corazón.
Te explico amiga extraña
las experiencias dejan y son...
dejan lo que compartiste
a la espera de otro amor.

Pdt. Para Mía, porque en tan sólo unos minutos, me hiciste recuperar todos mis ideales. Sé que puede sonar hasta ridículo, pero me hiciste viajar hasta el fondo de mis recuerdos y traer en el camino todo lo que estaba perdiendo, de la caballerosidad, de la hidalguía, del arrojo torero, del sacrificio, del amor puro. Gracias.

domingo, 11 de julio de 2010

La K


K es una chica muy importante en mi vida. Yo nunca se lo he dicho, ni pienso decírselo. Al menos no de un tono serio, que pudiera confundir con formalidad, con la formalidad en que una vez intentamos tomar lo nuestro y fracasamos. Ella es de alguna manera, la sombra detrás de mi corazón. Nunca estuvo ni adentro ni en frente, prefirió quedarse en la oscuridad, quizás porque descubrió allí, un lugar para estar a salvo de mis sentimientos, que tienden a tornarse enfermizos.

Todo comenzó de muy niños, no teníamos más de diez años. Por extrañas relaciones familiares había muchas reuniones en las que coincidíamos.Tengo por seguro que ella iba por mí y yo por ella. Desde los brazos de mi mamá, hasta la cocina llena de tamales, sólo me concentraba en pasar el tiempo manteniéndome despierto. Esperaba el momento en que los adultos se emborrachasen tanto, que ya no podrían despegarse del asiento y actuaba. La llamaba, nos íbamos al cuarto de la abuela a ver TV, nos hacíamos los dormidos y en sútiles arrebatos de behemencia la besaba con toda la espera acumulada en mis labios, con un valor que en el día desaparecía le quitaba a los suyos, toda la inocencia que podían tener. Así pasabamos toda la noche, hasta quedarnos dormidos abrazaditos. Todos tomaban, así que nadie nos podía descubrir, el único enemigo era mi primo J que sospecho vivía enamorado de la K, pero para su mala suerte, ella era mía, es mía y seguirá siendo mía la próxima vez que el destino nos amiste.

Pasaron un par años, ¿Por qué carajo el tiempo siempre complica todo? Ya no eramos tan niños y cómo que nos evitabamos. Por ese entonces yo vivía perdídamente enamorado de M, pero la K seguía siendo un misterio para mi. No sabíamos nada de nosotros y a la vez nos entendíamos perfectamente en el arte de besar. Los encuentros ya no eran tan seguidos como antes, pero aún existían. Nos evitabamos pero persitíamos, era una extraña realidad que sólo hacía más intensos los momentos que pasabamos juntos. Fuimos descubiertos algunas veces, lo que nos obligó a cambiar de escondite, improvisabamos, pero casi siempre recaíamos en el taxi de su papá, en el cuarto de su hermana o en el segundo piso de la casa de la bisabuela.

No recuerdo cómo dimos por terminado ese ciclo, el hecho es que todo acabó. Aunque a mi mente seguían viniendo casi todas las noches, los recuerdos de nuestros precoces encuentros. Ella se enamoró, yo hice lo propio por mi lado, pero las rectas que formaban nuestros destinos crecían paralelamente, en secreto. Ya me había resignado a nunca más envolver su cintura con mis manos, hasta que ese día llegó.

Fue hace exactamente dos años, por alguna extraña razón acabé tomando en su casa con mis tíos. La noche se pintaba bonita para seguirla, así que fuí a recoger mi casaca al otro ambiente de la casa para irme y la encontré allí, tan misteriosa como siempre, sentada, como esperándome. Nos sentamos en un sillón, esos para dos personas en las que no entras echado, retando a tu cuerpo a tomar distintas posiciones para acomodarse. Eso pasó, la K aludía cansancio y para poder descansar en el mueble sin botarme, apoyó parte de su cabeza sobre mis piernas. Lindo gesto pensé y seguímos conversando. Entonces la besé, casi había olvidado esa boca en forma de melón, fue una sensación asombrosamente divertida. A lo que ella respondió ¿Por qué haces eso sólo cuando estás borracho?

Estuve pensando todo el mes en ese encuentro. Sus palabras habían despertado en mí las antiguas emociones. Pero el destino es caprichoso, falleció mi bisabuelo y el velorio recayó en mi casa. Me propuse ( descarada, vil y cruelemente) forzar nuevos encuentros entre nosotros en esos días. Como el velorio era en el primer piso, quedaba siempre libre mi salita en el tercero. Hasta allí la llevaba y protagonizamos los más apasionados encuentros de toda esta historia. Creo que nos terminamos enamorando, lo seguido de nuestras aventuras, junto con todo lo que teníamos dentro, habían conspirado en volvernos víctimas de ese sentimiento. No pudimos más, decidimos ser más pareja y menos amantes, aunque nunca llegamos a decirlo con esas palabras.

Todo el siguiente mes la K continuó viniendo a mi casa, aludiendo que le ayude con las tareas. Era un horario perfecto, entre las seis y las siete de la tarde, cuando se pone el sol. El matiz rojo de esas horas acompañaba mis esfuerzos por hacerla cada día, un poco más mía. Ya casi había olvidado la extraña relación familiar que teníamos cuando una tarde, mi tía nos descubrió. Ya se imaginaran las revoluciones demenciales y toda el agua bendita que nos tiraron encima. En el momento en que mi tía salió disparada diciendo que bajaramos le di un último beso, como prediciendo que nunca más haríamos eso, ella soltó una lágrima y se fue.

Hace poco hablé con la K por teléfono. Hablamos casi dos horas pero conversamos de nada. Espero que siga haciendo así, después de todo creo que ese vacío es lo que nos mantiene unidos, aunque ya no físicamente. No sé si algún día se olvide de todos los padre nuestro que le tiraron encima y se de cuenta que mi corazón necesita de su sombra. Sólo espero que llegue ese momento para decirle lo importante que fue en mi vida y besarla. Sólo besarla.

martes, 6 de julio de 2010

Castigo

Quisiera pedirle un favor
a mi amigo el santito,
que ponga un desatascador
a este corazón maldito.

Pues la sangre se atoró
en sus venas y arterias
el día que no lloró
por un amor de a de veras.

Las lágrimas retrocedieron
se metieron muy adentro
y congelaron mis penas
en un iglú de concreto.

Desatáscame este silencio
que ahora de mi alma se encarga,
y él dice: ¡Pues no seas necio!
el diablo es el único que te llama.

Pdt. Diosito, cuánto más me vas a seguir golpeando para que lo entienda. Ya estoy bien grandecito ¿no crees señor?, para poder cambiar mis deseos. Pero puede que tengas razón, tu me creaste y estás en todo tu derecho de hacer lo que quieras conmigo. Eso si, trata de hacerlo lo más suavecito que puedas. Corro el riesgo que de tanto golpe, mi corazón acabe morado, en vez de rojo.

Héroe


Simpre pensé que algún día sería un heroé. De esos que hacen milagros y hacen de lo imposible, moneda corriente. Que llevan un dolor tan grande, que lo conviritieron en su motor para avanzar y salvar vidas. Que inspira corazones, los hace ser nobles, los vuelve fuertes y en el peor momento de sus vidas, los hace resistir un segundo más.

Siempre creí que estaba destinado a aquello. Que llegaría el día en que una araña radioactiva me picaría o que el gran mago me elijiría como sucesor, o que enfundaría mi espada contra seres perversos. Esperé y esperé, nunca perdí la esperanza. Quizás mi corazón buscaba en ese ideal la respuesta a cómo sentirse mejor, después de lastimar tanta gente. O quizás sólo deseaba sentirse valioso, sin importar que se inmolara a sí mismo. Pudieron ser tantas cosas, pero de nada valen ya. Hoy me desengañé, hoy me di cuenta que nunca seré un spiderman, ni un iron man, ni siquiera un chapulín que salve corazones a punta de risas y caídas, ni siquiera un batmancito, por emular a chespirito y su shakespeare chiquito.

Nunca lo seré porque no tengo los dones para hacerlo. Si pudiera volar, viajaría sólo por encima tuyo, para seguirte los pasos y asegurarme de que seas siempre mía. Si me dieran la capacidad de hacerme invisible, me burlaría de las personas que odio para simplemente desaparecer cuando estén a punto de descubrirme. Si acaso fuese el más inteligente del mundo, me encerraría en mi cuarto para tramar las más macabras estrategias, para forzar encuentros amorosos entre ella y yo. Si recayera sobre mí la responsabilidad de cuidar del mundo, lo haría gustoso pero sólo para hacerlo un lugar mejor para ti.

Son estas enfermizas prioridades las que nunca me dejarían ser un heroé, ni de circo. Esta noche lo entendí, abrí los ojos y decidí despedirme de mi gran sueño, porque es mi destino, porque quizás sea la única forma de ser verdaderamente un héroe, renunciando. Un amigo arácnido me enseñó que para hacer lo correcto, debemos dejar de lado nuestros sueños, junto con nuestras pasiones y deseos. Porque así, solo así, estamos siendo héroes y a la vez siendo humanos. Que más heroíco en la vida de una persona que renunciar a nuestro amor por alguien, por un anhelo, por una fantasía, por un recuerdo. No podré ser tu superheroé y espero me disculpes, pero desde el fondo de mi corazón lucharé cada día por mantenerme al margen, esa será mi mayor victoria, mi mayor logro, hacerme un lado y dejarte ser feliz, porque lo mereces, porque te amo. Adiós.

jueves, 1 de julio de 2010

Amores, varios

Las musas que el sol se lleva,
cuando la luna se está azomando,
podrán acaso en teoremas
¿empezar a formar sumandos?
O potencias de a dos siquiera
para no morir de aburrimiento
viendo como se hace vieja,
la única mujer que tengo.

Es que siempre ha sido mi anhelo
tener más de una en mis brazos,
apretarlas contra mi pecho
y darles un par de nalgasos
si es que acaso desobedecen
la ley del talión que os traigo:
cuerpos para mequetrefes,
corazones para lacayos.

Piensénlo un poco monógamos
y verán que estoy en lo cierto
el amor es cantidad de órganos
femeninos de tu conocimiento.
Ahora me pregunto por ellas,
si al igual que yo, desean cambiar
si quieren rifar con las estrellas,
por nuevos labios para besar.

Pdt. La noche ataca con perversión nuestros sentimientos, pero no hay que preocuparse por eso. Hay que dejarse llevar y amanecer con el corazón limpio, para amar.