A la N la entiendo
aunque sé que no me entiende
aunque parezca demente
que T pueda querer a N.
A la N le aguanto
lo que calla y lo que tiene
y en todo le hago caso
en todo hago caso a N.
A la N la quiero,
no he dejado de quererla,
lo sé porque al no verla
la cuido de mi veneno.
Y ahora que lo pienso bien
tal vez ame a la N.
Donde amar es querer veinte
¡Yo la quiero como cien!