domingo, 8 de agosto de 2010

Capítulo 1 : Algo a cambio de nada

Algo a cambio de nada


Toño era tímido aunque luchaba por no serlo. Pero el número de enamoradas, agarres y encontrones que había tenido hasta sus diecisiete años decía lo contrario. El no lo sabía, pensaba que las chicas lo encontraban misteriosamente atractivo, la verdad era que de todas, el no había enamorado a ninguna, todas se habían enamorado de él. Pasaba que estaba con una y como supuestamente se hallaba comprometido, las chicas se le acercaban más, se hacían sus amigas; luego su inconciente buscaba algo en ellas que su enamorada no tenía, una vez que lo encontraba lo usaba de excusa para terminarla y dedicarse a conquistar a la nueva chica, que desde su inmadurez, era mejor que la anterior. Toño creía que las enamoraba porque esa estrategia, que sin imaginar aplicaba, nunca fallaba. Pero lo que en realidad sucedía era que su amiga ya se había enamorado de él, por la imagen que daba de enamorado perfecto, detallista y amoroso, cosa que a ella le faltaba y que pensaba, Toño podía darle.

Así consiguió a Anahí, dos años menor que él, algo rayada pero con unos atributos que borraban cualquier defecto que pudiese tener (para quien la viese por detrás). Toño estaba en la universidad, ella en el colegio, lo que no les permitía verse como sería ideal en una pareja de su edad. También tenían maneras distintas de pasar el rato juntos. A anahí le encantaba caminar, horas de horas si era posible. Él pensaba que el único beneficio de hacer ese trabajo extenuante, era el de encontrar una buena banca, caleta, cómoda y limpia, para poder acurrucarse como es debido. Ella encontraba en el beso la culminación de algo, generalmente de un buen rato de conversación, era como la ceresa del pastel. Para Toño los besos eran el inicio de algo, que debía obligatoriamente terminar en caricias bajo la ropa o si se podía algo más.

Por ese contraste de pasatiempos, no se llevaban muy bien. Su rutina era verse, saludarse con un beso cumplidor, ponerse a caminar hasta que él la convenciese de sentarse en algún parque, hablar como viejas chismosas (en realidad ella hablaba y él escuchaba), agarrar un par de veces y despedirse. Al principio no fue así, Toño ideaba mil cumplidos para decirsélos de tal forma que lo mínimo que pudiese hacer ella, para agradecerle, era darle un beso calentón. Ya mezclándose los sabores y cuando él se disponía a acariciar ese magnífico atributo que Anahí poseía, de pronto la miraba y pensaba en cuántos otros habían hecho lo mismo, por palpas esas nalgas. Entonces bajaba la cabeza, pensaba en su tarea o en el fútbol para quitarse la arrechura, porque quería ser diferente, siempre quizo ser diferente y ahora estaba ante la oportunidad perfecta de demostrárlo. Fue de esa forma que poco a poco perdió las ganas de ponerle empeño a la relación, aunque en lo único que se empeñaba de verdad era en disimular su ya de antemano derrota con frases como: "Yo nunca te tocaría", "Si no te quisiera, no me portaría así contigo", "Me haz cambiado", lo que a ella le fascinaba y la enamoraba cada día más.

Por sus estudios, Toño no podía entablar una gran amistad con alguna chica, al nivel de que esta se termine enamorando de él . Eso desbarataba su todavía desconocida , estrategia de amor. No tenía ninguna mejor oferta, así que seguir con Anahí era, de algún extraño modo, su única opción.

Tampoco en su barrio podía aspirar a nada, las chicas bonitas escaseaban. Aunque había tenido hace algún tiempo unos afaires con Luz, la vecina de al lado. Fué la típica relación que nace entre chicos que viven tan cerca, con conversaciones en la ventana, por el chat, llamados con silbídos como códigos y pasándose la voz tirando piedritas de cuarto en cuarto. Así de la nada y aprovechando que ambos vivían en el cuarto piso de sus respectivas casas, comenzaron a trepar e invadiar hogar ajeno, turnándose las visitas. Nunca pasaba nada, eran sólo buenos amigos. Hasta que una noche y mientras dormían en la cama de Toño, este se molestó por la acusasión de que respiraba muy fuerte, obtando por la venganza en un beso. La noche lo traicionó y quizo propasarse, ella siendo menor que él, no aceptó otras insinuasiones, de carácter más pasional. Dejaron de frecuentarse, rehuyendo esa amistad en el olvido.

Un detalle que faltaba, Luz había sido mejor amiga de Anahí, por estudiar en el mismo salón y muchos gustos en común. Sin embargo ya no lo eran, ¿El por qué? Clásicas peleas de amigas, que sólo ellas entienden. Morbosamente Toño había disfrutado de las dos, lo que sabía en un futuro, podía serle útil.

....

A pesar de que a Toño le encantaba estar en su casa, casi nunca paraba allí. Lo hacía para extrañarla más y que al volver, su estancia sea más agradable. Tenía todo lo que un chico de su edad desearía: Un piso para él sólo (vivía con su mamá, la que trabajaba todo el día), compu y teve juntas, comida que le hacía su abuela; no limpiaba ni hacía nada, su única preocupación debían ser sus estudios.

Un día, casi anocheciendo, salió de su casa para ir a ver a unos amigos de la secundaria. En el barrio había poca gente, sólo unas chicas que Toño presumía, debían tener entre doce y quince años. Siempre salían a jugar voley, pero él nunca había volteado a mirarlas. Le parecían cucufatas, aniñadas y algo aburridas, por decírlo menos. Sin embargo, ese día algo cambió. Se vió tentado a mirar atrás y al costado del griterío una chica permanecía sentada, cómo preguntándose que hacía ahí. Llevaba polo a tiritas y minifalda, lo que resaltaba unas piernas para su edad, muy bien formadas. Creyó reconocerla, esa chica siempre había vivio en la cuadra, a unas casas de la de él, para el lado de en frente. Se preguntó cuándo esa flaca había crecido tanto, esbozó una sonrisa de culpa y se fué.

Las semanas pasaron, su relación con Anahí seguía en lo mismo, en la misma monotonía de siempre. Pero ahora, cada vez que salía de su casa, ya no se sentía en un barrio escaso de chicas, por lo menos hay dos se decía para él mismo, la de la minifalda y Luz. En una de las tantas noches en que los chicos del barrio salían a hablar de nada, por no tener nada que hacer en sus casas, hizo un amague para preguntar por su nombre.

Toño: ¿Puta esas chibolas que feas no?
Alex: Jaja no seas mal hablado, fácil y terminas estando con alguna de ellas.
Julio: Que pendejo eres, hasta la Anahí está mejor.
Toño: ¡Habla bien! No compares pues. Puede que esté chancadita pero a mi flaca la despacharon bien.
Alex: Si oe, acuérdate que yo también estuve con ella.
Toño: Ah verdad, faltas tu pe Julito.
Julio: Jaja, no me retes que te puedo atrazar si yo quiero.
Toño: Fueraaaa, más bien porqué no le caes a esa flaca, la de la minifalda.
Julio: ¿Oe firme no? ¿Quién es?
Alex: Tu vecina pe huevón.
Toño: Pero como se llama pes.
Alex: Ayaaa, ella es la Susan.
Julio: Puta pero muy chibola on.
Alex: Pero mirála, esta bien desarrolladita ¿Cuánto le pones?
Julio: Fácil sus catorce.
Toño: Si fácil pes.

Pero Susan en realidad tenía trece. Desde que nació, vivió en el barrio, solo que ahora recién empezaba a salir, en complicidad con una prima que vivía al lado suyo. La relación de sus padres no pasaba por su mejor momento, lo que indirectamente le afectaba también a ella. Susan no se daba cuenta de que su personalidad se empezaba a formar, en torno al ambiente en el que estaba. Eso le produjo -hasta aquel entonces- unos estados de ánimo variables, saltando de la alegría al odio, como quién cambia de sitio en el micro; pasando del gusto por alguien al amor que es capaz de entregarlo todo, en apenas instantes.

Ella paraba de arriba a abajo con su prima. Cada vez que Toño salía de su casa y dirgía la mirada hacia ella, se encontraba con dos chicas riendo coquetamente, por lo que no podía diferenciar quién era la que le devolvía el gesto, si Susan o su prima (con los mismos trece años). Por eso, además de su timidez, no se atrevía a hacerles el habla. Ellas eran dos, él uno. Le daba algo de verguenza decirle Alex o Julio para que le acompañasen, lo tildarían de chibolero, además del hecho de que aún estaba con Anahí.

No fue sino hasta un día después de año nuevo, en el que él se encontraba lógicamente borracho y llegando de un tono al mediodía. Venía por el mercado, a unas cuadras del barrio, porque le encantaba curar la resaca con su combinado y su vaso de chicha. Entre sus cejas de borracho divisó a las dos amiguitas, riéndose seguramente de su manera de caminar en estado etílico. Se olvidó de su comprensible mal aliento, su olor a cigarro y los restos de vomito en su ropa, para pararlas, darles un cariñoso saludo y seguir su camino. Era la primera vez que les hacía el habla, lo demás sentía, no iba a más difícil que eso.

Un par de semanas después, hubo un apagón en la cuadra, el cual le canceló a Toño sus planes de encerrarse en el internet. No habiendo nada que hacer y siendo de noche, aprovechó para ir a hacer hora con Susan y su prima. Hablaron por quince minutos, hasta que su papá la llamó y se tuvo que ir. Él presumía que también le gustaba a Susan. Sólo era cuestión de tiempo que caiga, pero tenía que hacerlo cuidadosamente, para que ni Anahí ni el resto del barrio se enteren.

Fue un día de febrero, Toño se había peleado con su flaca y estaba enfurecido, sólo quería desquitarse con alguien. Se encontraba conversando con Julio y Alex en la esquina del barrio, cuando cogió el valor necesario para ir a buscar a Susan. Ella como era costumbre, hablaba con su prima en el momento en que Toño llegó. Le dijo si podían conversar en otro lado, ella fingió no saber que pasaba, hasta que su compañera le dió un empujoncito diciendo: ¡Anda oe! Llegaron a uno de los tantes parques que por ahí se escondían, se sentaron y comenzaron a conversar.

Toño no sabía muy bien que decirle. Todo el valor y el ingenio se le habían ido, sólo le quedaba el suficiente para saber que pregunta decir apenas ella acabase de hablar. Pasó lo que él tanto temía, Susan alegó que ya era tarde y que tenía que irse. Entonces la bestia salió, la sentó contra su voluntad en sus piernas para besarla, con todo lo que tenía y más. Ella misteriosamente aceptó, sólo se rió maquiavelicamente, pregunto por Anahí y se fue. En el camino Toño le preguntó si esto se repitiria, a lo que Susi contestó que posiblemente.

Continuará...

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