martes, 21 de septiembre de 2010

Lito y las viajeras

Sentarse encima de la caja de chelas tiene sus beneficios. Tienes un panorama distinto al de los demás y tienen un panorama tuyo distinto también. Rompes la línea. Además cada chela nueva tiene que pasar por tus manos, lo que es muy conveniente, en especial cuando vas misio. Haciendo alguna pirueta agradable para abrirla, tienes bien ganadas tus rondas. Lito conoce el manual de memoria, pues lo único superior a sus ganas de fumar a todas horas, son sus ganas de ahorrar.

En el bolsillo lleva tres cajas de cigarros: Una pequeña de hamilton mentolado a la mitad, una grande de marlbolo rojo y un lucky intercambiable mediano, por si las moscas. Igual siempre termina comprando más a la mitad del tono. Intenta promediar un cigarro por cada dos botellas que abre con los dientes. Si le piden muchos cigarros, al punto de incomodarlo, saca la caja pequeña y argumenta que se le estan acabando, para no invitar a otros camarones como él.

Se encontraba tomando con Ray y tres amigos más, en media luna. A ellos no les podía negar cigarros, así que todos fumaban. Hablaban del éxito de su organización, de las muchas viajeras que habían asistido y de los condones en las paredes, un detallaso. Justo en ese momento, se desprende el primer condón de su lugar y vuela por encima de las parejas bailando. Las primeras chicas que llegaron al tono y pusieron cara de asco al verlos, de pronto lo consideran un globo más y empiezan a jugar con el. La casa grita y los demás condones empiezan a volar. Clímax, hora de actuar.

Ray saca dos cajas más de chelas, mientras Duro y el Oso son los premiados que hacen la chancha. Premiados porque no pondrán nada y además sacarán para sus bolsillos sus buenos soles. Lito los mira con envidia, ahí se van los cigarros que pensaba comprar pero no dice nada, sabe que ellos estuvieron mas atentos que él. Dejan las cajas en la sala y todos van a la cabina del Dj. Duro cambia de música, mira sus Cds grabados horas antes y lanza las melodías. El trabajo ya está hecho, el tono marcha bien, es hora de disfrutar. El Oso saca la hierba.

Arma la primera pipa con desesperación, bien taconeada para sentirla más. Todos fuman hasta atorarse, menos Ray y Lito que prefieren jalar suave para no rasparse la garganta. Han tenido malas experiencias. Se acaba rápido. Una ronda de cigarros para subirla, una chela que pasa con las justas y de vuelta al tono. Son cinco: Ray, el Oso, Duro, Míchel y Lito. Saben que sólo tres subirán a la suite. Saben que dos dormirán en la sala. Saben que todo está permitido.

...

Lito no sabe a que chica afanará. No es de los que apuntan a alguien y se obsesionan. Prefiere sumerjirse de lleno en un grupo y una vez allí, improvisar con lo que se tiene. Le ha funcionado poco más de la mitad de veces pero cree fielmente en su técnica. Renueva los cigarros, apaga el celular con tres llamadas perdidas de su gatita, se moja el pelo, pone su mejor sonrisa y comienza su búsqueda de una viajera- dícese de la chica que va de puerta en puerta, buscando quien la quiera, como díria el gran Frankie Ruiz-.

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